Después de la muerte del ministro
Gudiño Pelayo, cualquiera que pretendiera ese puesto, bien podría
quedarle "grande" la silla, ya que los
métodos para contratar al sucesor de tan importante puesto, que por cierto dura 15 años, son bastante bajos y son oportunistas. Es un buen pretexto para mejorar la condición de perfil de tan importante herramienta para la nación.